Síndrome de Asperger 2020-10-26T15:14:02+00:00

Síndrome de Asperger

El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológicamente determinada en el procesamiento de la información. La denominación del síndrome viene dada en memoria de Hans Asperger,  pediatra, investigador, psiquiatra y profesor de medicina austríaco. Es conocido por sus tempranos estudios sobre desórdenes mentales, especialmente en niños. Sus estudios sobre desórdenes psicológicos alcanzaron reconocimiento mundial con las investigaciones y descripciones de los, hoy denominados como trastornos del espectro autista, siendo el síndrome de Asperger una de las manifestaciones del espectro.

La CIE-10, en su edición de 1992, lo encuadra dentro de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (Capítulo V; F84). En la edición actualizada del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM 5, 2013), no aparece como tal incluido en los Trastornos del Espectro Autista (299.00; F84.0), clasificados éstos dentro de los Trastornos del Neurodesarrollo.

ÁREAS DE AFECTACIÓN

El síndrome de Asperger se manifiesta de forma diferente en cada individuo pero, cabe destacar como rasgos frecuentes dentro de la sintomatología, algunos de los citados a continuación:

  • Relaciones desadaptativas con su grupo de iguales
  • Dificultad para comprender los contextos sociales
  • Problemas en el inicio del contacto social
  • Dificultad para hacer amigos o relaciones afectivas
  • Problemas de comunicación.
  • Tendencia a la comunicación pasiva y/o agresiva
  • Problemas en la comprensión y/o la práctica de normas sociales
  • Dificultad en la comprensión y/o práctica la ironía, el sarcasmo y la broma.
  • Posible desconfianza en contextos sociales.
  • Dificultad con su entorno familiar y/o laboral.
  • Problema para el contacto físico. Rechazo o Exceso del mismo.
  • Dificultad para mantener el contacto visual.
  • Presencia de acoso durante su transcurso por el sistema educativo.
  • Intereses restringidos.
  • Dificultad para interpretar la realidad.
  • Sentido peculiar de la justicia.
  • Presencia de rituales obsesivos y/o “manías”.
  • Tendencia a la clasificación y categorización de elementos.
  • Ausencia o presencia difusa de teoría de la mente.
  • Desarrollo madurativo no acorde a su edad cronológica.
  • Presencia de pensamientos de tipo obsesivo y recurrentes.
  • Presencia de miedos concretos o fobias específicas.
  • Ausencia de juego simbólico durante la infancia.
  • Estereotipias motoras, ante momentos de ansiedad o elevada emotividad.
  • Presencia de alteraciones sensoriales de tipo auditivo, táctil, olfativo, gustativo, térmico o del dolor.
  • Dificultad para la identificación de emociones.
  • Falta de motivación generalizada.
  • Presencia de etapas con fuerte sintomatología ansioso-depresiva.
  • Dificultad en la práctica de empatía.
  • Problemas en la gestión emocional.
  • Presencia de aplanamiento emocional, con dificultad para la expresión emocional a nivel facial y corporal.
  • Problemas relacionados con la higiene, el orden y la limpieza.
  • Dificultad para la correcta implementación de tareas relacionadas con el autocuidado.
  • Problemas para la propia gestión del dinero y de las compras.
  • Dificultad para la interiorización de las propias responsabilidades.
  • Dificultad en la coordinación psicomotriz.
  • Dificultad para la autogestión del tiempo.
  • Dificultad para la toma de decisiones.
  • Problemas de concentración y atención.
  • Rigidez de esquemas cognitivos
  • Dificultad para el afrontamiento a los cambios.
  • Necesidad de anticipación.
  • Problemas para el control de la ira y/o rabietas.
  • Limitada capacidad de abstracción.
  • Dificultades en la memoria procedimental, de trabajo, a corto plazo y/o funcional.
  • Presencia de memoria episódica, semántica y selectiva.
  • Dificultad para poder realizar varias tareas al mismo tiempo.
  • Dificultad para la multitarea, organizar y planificar tareas de manera simultánea.
  • Deficiencias en el razonamiento lógico y abstracto.
  • Vocabulario muy elaborado.
  • Diálogos monotemáticos.
  • Escasa reciprocidad en las conversaciones.
  • Estructura del lenguaje, tono y volumen de la voz no acorde a su edad cronológica.
  • Posible tartamudeo o lenguaje no fluido.
  • Presencia de un discurso desorganizado.
  • Presencia de ideas no acordes a la conversación.
  • Dificultad para mantener un tono de voz adecuado.
  • Problemas para comprender lo que se lee o iniciar la lectura.
  • Problemas para trasladar los pensamientos a lenguaje escrito.
  • Problemas en la articulación y fonología de las verbalizaciones.
  • Presencia de mutismo selectivo.

EDAD DE APARICIÓN Y EPIDEMIOLOGÍA

Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona. Es posible comenzar a detectar los primeros síntomas entorno a los 24-36 meses, aunque la determinación diagnóstica es compleja de realizar hasta aproximadamente los 6 años de edad, dado que, hasta esa edad, la vinculación social del individua se encuentra restringida prácticamente, al ámbito familiar.

Supone una discapacidad para entender el mundo de lo social, que da origen a comportamientos sociales inadecuados, proporcionándoles a ellos y sus familiares  problemas en una amplia diversidad de ámbitos. Es un trastorno muy frecuente, de 3 a 7 por cada 1.000 nacidos. Se encuentra encuadrado en los TEA o Trastornos del Espectro Autista, aunque por sus competencias intelectuales y lingüísticas se mantiene como una entidad diferenciada del autismo clásico.